Ostras fritas. Otra forma de comerse las ostras.

Es tiempo de entrar en las bacanales de Navidad o al menos del invierno donde tenemos más tiempo para probar y experimentar y tal vez para hacer platos diferentes.

No todos los comensales son capaces de soportar una excelente ostra (viva o al menos cruda) en la boca, viva porque en realidad está viva, más que porque se note en boca.

Es como tomarse un bocado de mar sólido y no líquido, pero asumimos que no a todos los comensales les gusta esa sensación. Tenemos otra posibilidad, para quien odie pensar que está cruda.

Abrimos las ostras, recogemos con mimo toda la carne en un montoncito, añadimos unas gotas de limón y pasamos por harina por todos los lados no una vez sino dos para formar algo de costra.

Ponemos una sartén con bastante aceite y bien caliente ponemos las ostras enharinadas a freír. Están también excelentes. No hace falta ponerles sal. 

Efectivamente se pierde el líquido del interior de la ostra pues al enharinarlas hay que hacerlo en seco. Nada es perfecto… de entrada.

Roques de Montserrat


Hpy simplemente una imagen de Roques de Montserrat, un dulce catalán aunque también se hace con otro nombre por Aragón y el resto de nuestros extensos territorios.
Son claras de huevo batidas a punto, a la que se añade azúcar, algo de vainilla y almendras ligeramente tostadas, cortadas en trozos regulares.
Con esta masa se rellena una manga pastelera ancha y se ponen en una bandeja de horno a modo de suspiros o besos o como se quiera llamar a estas pequeñas delicias.
Se mete a horno fuerte y se baja la temperatua a unos 180/200 grados y en unos pocos minutos, antes de que tomen color, están hechos.
Si en vez de todo azúcar se añade algo de miel, pues mejor todavía.

Ensalada vegetal


Puede parecer un almacén de vegetales, más que un plato de ensalada, pero simplemente es una muestra de lo variada que puede ser una ensalada vegetal, con innumerables ingredientes de muy diversos sabores.
Con sal, aceite de oliva con sabor y una salsa se puede crear muchas ensaladas diferentes, para no cansar paladares exigentes.
Puede aderezarse con vinagre normal, balsámico, con una salsa de yogurt o tártara, o una mayonesa clarita o incluso con un refrito de ajos con pimentón que en caliente se pone por encima de las verduras para convertir la ensalada en templada.
Se puede hacer picante o incluso algo dulce, si le ponemos una salsa agridulce, ácida si le ponemos unas gotas de lima exprimida o sencilla con un vinagre de Jerez y aceite del Bajo Aragón.

Bombones Ferrero Rondnoir


Cajita de 4 bombones Ferrero Rondnoir (bolitas negras), de gran calidad como todos los productos de la marca Ferrero, pero que no sorprenden pues su sabro y textura en boca es muy correcta pero no impresionante para un producto nuevo, que siempre se espera de él, que resulte novedoso.
Como acompañante de un café o té, como un pequeño regalo od etalle, como un acompañante de un postre de fruta o de repostería, encaja perfectamente.
No le defraudará si busca un buen bombón, pero creo que los clásicos Ferreros son todavía los mejores de la marca, sobre todo porque sí fueron una novedad.
En este caso, hay algunos bombones suizos o franceses que están a su misma altura de sabor y textura.
Aun así, es una buena opción para darse un capricho.

Menú de otoño en el Restaurante El Bulli 2009

La mesa (Misa) de vísperas empieza sobre las ocho de la tarde con coctelería surrealista: una margarita que se sorbe de la hoja impregnada de un cactus mexicano, un mojito y una caipiriña también de succión, una nieve de gin-fizz, una galleta de Campari, de repente una esfera blanca de queso de Gorgonzola, cacahuetes que parecen cacahuetes, pero que no son cacahuetes, aunque están hechos de cacahuete... Para beber, Manzanilla Pasada Pastrana, otoñal. Es la amable acogida de la feligresía al templo. Kyrie eleison, Christe eleison.

A partir de ahí se entra en una secuencia abstracta en la que abundan los destellos provocativos (una flor a la que se estira el pistilo y cuyo néctar se sorbe, un cristal de parmesano que se astilla en el paladar o una esponja de coco que parece porexpan), hasta que estalla el Gloria en todo su esplendor: unas lentejas que no son lentejas, un tartar de tuétano con ostras y una extraña hoja de planta holandesa que sabe a ostra, además de unas gambas dos cocciones y un consomé de paloma que es como beberse el otoño. Chablis 1er Cru de Fourchonne, 2005. Gloria in excelsis Deo.

El acto de proclamación de la fe se realiza de la mano de tres platos: la aleta de la tierra, que sabe a tiburón, aunque no es aleta de tiburón, sino cabello de ángel de calabaza con sabor a tiburón (por lo demás, qué rayos sé yo de cómo sabe el tiburón); la leche de soja con soja, variedades zen sobre el tema de la legumbre más de moda, y la rosa / alcachofa, que en este caso sí es una rosa, una de las pocas comestibles por más señas, procedente de Ecuador (el cultivador se la envió a Adrià), cuyos pétalos tienen una textura muy similar a la hoja de alcachofa, pero más aérea: se deshace en la boca como un soneto. Lírico. Credo in unum Deum.

El Sanctus ataca con unos boletos (cèpes) tratados con yogur, a lo que el Benedictus replica con algo muy serio: sesos de liebre à la royale, el rizo del rizo. 

El vino respeta la solemnidad de tan culminante momento: un Borgoña 2005 de Lucien le Moine. 

En tan buena compañía nos encaminamos hacia el Agnus Dei, un ejercicio espiritual, pues de momento no se come, sino que sólo se huele, mientras pasan otros platos. Se trata de una copa con láminas de trufa blanca del Piamonte que unos minutos más tarde irán a parar sobre unos gnocchi de boniato. 

La transubstanciación es simplemente gloriosa. Con el Dona nobis pacem del coro a plena voz, esto es con una festiva pirotecnia de postres, la celebración se encamina hacia su conclusión. 

Acompaña este último tramo un riesling de Rheingau (Auslese, 2007) que es como para salir bailando de la iglesia. 

La caja de chocolates final es un toque poético, como la casa de muñecas o el garaje de juguete que los niños se pasan horas mirando.

De elpais.es donde puede leer la noticia al completo.



Cebolla deshidratada para ensaladas. Rostad lök.

Hay una cebolla deshidratada sueca crujiente (también la tendrán en otros países, seguro) que se vende para sopas y acompañamientos de salsas, pero que va perfectamente para ensaladas.
Si a una simple ensalada de lechuga le añadimos unos granos de maíz, un tomate picado te taquitos, un pepinillo fileteado, un huevo duro hilado o picado yun puñado de esta cebolla crujiente, nos sale una ensalada de restaruante con un coste muy bajo.
Como salsa puede ir una simple vinagreta o una mayonesa aligerada con aceite o una salsa tipo yogurt.
Y eso si, sal. En las ensaladas siempre sal algo abundante.
La venden en algunos hipermercados y en la tienda sueca de alimentos de IKEA.

Pasteles y dulces árabes


De la gastronomía árabe, de los platos del Norte de África sobre todo, pocas cosas sorprenden tanto al comensal que aparece por un mercado o zoco árabe como su enorme surtido de pasteles.
Son varias decenas de diferentes pasteles ofrecidos en puestos inclinados en dpnde los distribuyen por colores produciendo un tapiz de enorme colorido y formas, que te lama a comprar sin saber siquiera si son bueno o mejores.
No son baratos, sobre todo para los turistas a los que intentan cobrarles el mayor precio posible, pero te los sirven en unas cajas a prieba de golpes si les haces caso y las llenas de pasteles. Unos a otros se defienden de los golpes del viaje de regreso.
Con pistacho, almendra, avellana, dátiles, pasas, miel o decenas de rellenos secretos no puedes dejar de desearlos. Lo siento para los que tienen glucosa en la sangre.

Vino rancio dulce y seco. Mistelas, moscateles, vinos de misa

Cada día es más complicado poder obtener (comprar) vinos rancios, bien sean dulces o secos. Los vinos a granel se venden en muy pocos locales y es muy complicado conocer lugares en donde se cuide la calidad y el vino bien criado. pero lograr vinos a granel que además sean especialidades es todavía más complicado. Cataluña o Andalucía todavía mantienen locales de venta a granel en algunas zonas.

El vino rancio es un vino oxidado, de una gradación alta, tinto o rosado o incluso mezclado con blancos y rosados, que tras un periodo de crianza en barrica de roble, o bien se oxida a la luz y sol o bien se mantiene en las barricas durante más meses hasta obtener un vino "madre" con fuerte sabor y característico olor, que marida perfectamente para entrecomidas, aperitivos, tardes de picoteo o incluso para mezclar con vinos corrientes y darles más valor y sabor.

Yo prefiero los rancios dulces, capaces de competir con mistelas o moscateles en postres y aperitivos. Sin olvidar el clásico vermut español, que casi ya no se comercializa a granel o embotellado por bodegas pequeñas. Aunque en este caso estamos hablando de un vino mezclado para macerar con diversas hierbas.

Unos vinos maravillososo y diferentes que no deberíamos olvidar de nuestras mesas o de los bares que se precien para un buen servicio de tapas españolas.

Si pueden conseguir vino rancio, simplemente añadan 100 cc de este vino a un litro de vino normal de granel, tinto o rosado, y aprecien las diferencias conseguidas. Convierte a un vino muy común en una bebida singular y de otra calidad bien distinta.