Pan tostado con aceite de oliva

La España del interior ha aportado a la cocina mundial el único plato que simplemente necesita de dos ingredientes básicos y sin cocción: El pan tostado con aceite de oliva, tostado en ocasiones en el fuego del hogar, con pan de hogaza para crear todavía más un plato excepcional, creando una delicia tan antigua como la existencia del ser humano. 

Se come directamente con la mano desde tiempo inmemorial, siendo una receta con miles de años de antigüedad. 

Si quiere una variación todavía más sabrosa, raspe un diente de ajo por encima de la tostada de pan antes de añadirle el aceite de oliva.

Y no olvide que se puede tomar sin más añadidos, con un pequeño golpe de sal o con un generoso rocío de azúcar para hacerlo dulce y maravilloso.

Muchos científicos aseguran que trigo y aceite, dos de los productos que forman la triada mediterránea son –junto a algunas piezas de fruta- todo cuanto el cuerpo humano necesita como aporte energético diario. 

Con un trago de vino en bota puede hacernos creer que estamos tomando una comida con siglos de historia española sobre sus básicos principios.

Hotel cápsula de Japón


Capsule Hotel - 9 Hours from Christoph on Vimeo.

Los hoteles cápsula los iremos viendo pco a poco en el resto de ciudades grandes de todos los países. Personalmente creo que nunca dormiría en un Hotel cápsula de estos, pero buebno, tal vez el precio nos lleve en algunos casos a tener que elegir si queremos viajar con poco coste.

La cocina mexicana es la preferida entre los aragoneses

El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (ITA) ha elaborado el estudio "El consumo de alimentos étnicos: aplicación empírica en el mercado aragonés". El estudio desarrollado en Zaragoza investiga desde la perspectiva de la demanda los alimentos que forman parte de la cultura gastronómica de un pueblo o nación y se consumen también fuera. A mayor distancia geográfica y cultural el concepto de alimento étnico es más claro.

Los resultados revelan que, en los consumidores aragoneses, la probabilidad de elegir un alimento étnico aumenta al disminuir el precio, y las preferencias se inclinan de acuerdo al siguiente orden: cocina mexicana, asiática y árabe.

En la muestra de los consumidores españoles se obtuvo que la probabilidad de que un consumidor rechace las opciones de consumo de alimentos étnicos aumenta para el segmento de consumidores relativamente más neo-fóbico o reticente a probar alimentos nuevos, los que manifiestan tendencias más etnocentristas en su comportamiento de compra y los que están más volcados hacia el desarrollo personal.

En cuanto a los inmigrantes latinoamericanos, se evaluaron las preferencias hacia la harina de maíz, un producto típico y ampliamente extendido en sus dietas. Los resultados muestran que un precio bajo aumenta la probabilidad de compra, en tanto que entre los orígenes del producto, el propio es el preferido, y el español el menos.

Las variables que hacen referencia a la personalidad son las que desempeñan un papel concluyente en la explicación de las elecciones de los consumidores españoles y, en el caso de los consumidores latinoamericanos, las variables más determinantes son las socio-económicas y las demográficas y que el grado de etnocentrismo, considerar mejores los productos propios frente los extranjeros.

Esta investigación es la tesis doctoral de la investigadora en economía agroalimentaria María Camarena, dirigida por la investigadora de la Unidad de Economía Agroalimentaria y de los Recursos Naturales del CITA, Ana Isabel Sanjuán. El trabajo ha durado cuatro años y en él han participado 450 personas, 270 españolas y 180 de origen latinoamericano. Se han estudiado sus preferencias declaradas, la aproximación a su intención de compra y consumo, así como la identificación de factores sociodemográficos y de los factores que hacen referencia a la personalidad (psico-gráficos).

Patas de pollo o gallina escabechadas

Muy poca gente es capaz de comer y hacer un plato tan antiguo como este. Patas de pollo escabechadas. Es sencillo y muy curioso.
Se limpian las patas de pollo y se les quita la piel. Es una operación sencilla aunque no lo parezca de entrada. Sale de forma sencilla con un simple corte en lo que es la patita, y tirando fuerte de la piel. Las enharinamos, un poco de sal y freímos en aceite hasta que empiecen a estar un poco doradas.
Las reservamos.
En el mismo aceite ponemos cebolla cortada en trozos grandes y zanahorias peladas y cortadas en tacos de un dedo de grosos. Cuando empiecen a tomar color, añadimos al aceite un vasito de vinagre blanco y otro de agua y ponemos las patas a cocer en el escabeche como unos 10/15 minutos. Si se reduce el caldo añadir algo más de vinagre y agua en partes iguales. Debe ser un escabeche suave.
Servir templadas con las verduritas.

Un 'restaurante' para 1.200 clientes diarios

Es uno de los restaurantes más grandes de Zaragoza: con 1.200 comensales fijos diarios; ofrece hasta 40 menús distintos según las necesidades de cada persona; en él trabajan 200 personas. "En la cocina del Hospital Miguel Servet, la organización tiene que ser perfecta. La complicación es la variedad de los menús, según el estado de cada paciente. No hay otro sitio igual", asegura Ángel Peñalver, subdirector de Asuntos Generales del Hospital Miguel Servet.
La jornada empieza a las 7.00 en la cocina del Servet. Dos horas más tarde las bandejas de desayunos están en las habitaciones. Pronto comienzan a llegar los camiones de los proveedores. "Consumimos lo más fresco posible. La comida es de una calidad extraordinaria y los volúmenes son espectaculares. Cada semana, se consumen 450 kilos de merluza fresca, 600 pollos, 850 kilos de ternera, 4.500 kilos de fruta, 3.500 litros de leche y 14.000 yogures o lácteos", enumera Peñalver.
A las 11.00, se encienden los fogones. La comida tiene que estar lista y caliente para las 13.00. Hoy toca arroz a la cubana y pechugas en salsa con brócoli. Éste es el menú básico que comerán el 60% de los pacientes. Para el resto, hay hasta 40 variantes, en función del estado de salud o las necesidades de cada uno: hay dietas sin sal, astringentes, hipocalóricas, para celíacos, para personas con problemas hepáticos, dietas adaptadas para los musulmanes (sin cerdo)...
Los niños también tienen menú especial. "Se les da a elegir lo que más les gusta. Para ellos hacemos mucho más macarrones que verduras. El hospital no es el sitio para enseñarles a comer, sino para que se recuperen. Está demostrado que una buena alimentación puede mejorar la recuperación de un enfermo", subraya el subdirector de Asuntos Generales del Miguel Servet.
A partir de las 12.00, la cocina es un ir y venir de platos, bandejas, carros, cocineros y pinches. Todo funciona con una sincronización perfecta. Dos cocineros fríen 1.500 huevos. En varias cazuelas hierven 75 kilos de arroz y comienzan a organizarse las cintas de emplatados.
"Es la industrialización absoluta de la restauración. Nuestras dos cintas de emplatado, de 16 metros de largo, son únicas en España. Cada bandeja lleva una tarjeta identificativa de su menú. No nos podemos equivocar", afirma José Miguel Vera, jefe del servicio de Hostelería.
En 30 ó 40 segundos, una bandeja está lista para ser llevada a la habitación. Mientras, María Pérez, encargada de higiene alimentaria, controla la temperatura de la comida con un termómetro láser y toma muestras para congelar. "¡Cuidado, viene una dieta alérgica al plátano y al pescado", avisa la primera trabajadora de la cinta.
Los pacientes comen a las 13.00. A las 13.45 empiezan a funcionar los túneles de lavado, un enorme lavavajillas con un canal de eliminación de residuos. En menos de una hora está todo limpio. A las 17.00 es la merienda y hay que empezar a preparar la cena, para las 20.00.

La Rambla de Barcelona tiene las consumiciones más caras de toda España

Quienes se sientan a tomar algo hoy en la Rambla son conscientes de que, más allá de la consumición, están pagando por una butaca en primera fila del espectáculo humano que representa el concurrido paseo a un precio tal vez excesivo. Grandes jarras de cerveza a más de 11 euros, de sangría a 12,9 euros, refrescos a 6,50 euros. Son los prohibitivos precios de muchas de las terrazas de la Rambla, donde las consumiciones se sirven alegremente en dosis de medio o un litro y donde apenas es posible encontrar a un solo barcelonés. Otras zonas turísticas sondeadas por este diario ofrecen también precios superiores a la media en Barcelona, aunque más moderados. Aún es posible tomarse una caña por unos tres euros y un café por poco más de dos, tanto en terrazas del paseo de Gràcia como en la Rambla Catalunya. Con vistas al mar, la tarifa es dispar, según la ubicación, pero incluso las cervezas grandes de cinco euros del Port Olímpic quedan bastante lejos de las de la Rambla.
El chequeo a los precios de la Barcelona más turística constata que, tras un auge feroz potenciado por la incorporación del euro, y el auge de visitantes (casi 6,5 millones el año pasado) las facturas se han contenido en los últimos dos años en algunos ejes. Una cerveza fácilmente cuesta de un 60 a un 100% más que en una terraza de un barrio popular, pero incluso en plena plaza de Catalunya es viable instalarse en una terraza tan emblemática como la del Zurich por 2,30 euros la caña. También el paseo de Gràcia, aunque puede doblar los precios de otras zonas, despacha cañas a 3,65 euros y cafés a 2,15 (un euro más que en barra) y se queda por debajo de otros viales turísticos de grandes ciudades europeas. Más cara se pagan las vistas al mar (Port Vell) y alguna terraza de la plaza Reial, entre otros ejemplos.
Sin embargo, la Rambla se ha erigido, sin flaquear, en el punto con precios más estratosféricos. Algunos camareros que no quieren dar su nombre apuntan que no trabajan con clientes fijos. «Son turistas de paso que no volverán a este bar», argumenta uno, y pagan por el privilegio de estar en el ojo del huracán.
Y por si están más rato del previsto, la dosis es tan superlativa como la cuenta. Incluso las coca-colas se sirven en jarras de medio litro o más, al precio frecuente de 6,5 euros. Si el cliente no especifica, le llegan vasazos de casi un litro (tres cuartos a veces). Los turistas de países nórdicos, acostumbrados a los altos precios del alcohol, no suelen poner reparos. Más estupor causa la factura en franceses e italianos, ya que en la mayoría de listas de precios ofrecidas en la vía pública por los locales figuran los platos, pero no las bebidas, o están tan escondidos que no se conocen hasta que llega la minuta.
La dimensión mínima de una cerveza es en general de medio litro, a precios que superan los siete euros. Pero si el cliente no dice lo contrario es posible que le calcen la de litro (incluso a más de 11 euros). Y lo mismo sucede con la sangría, que en una copa de medio litro llena de cubitos de hielo ya vale 6,5 euros. De los altos precios se salvan algunos restaurantes de comida rápida (precios uniformes dentro y fuera del local), o alguna cafetería con solera. Las puntas se alcanzan en algunos hoteles (ni mucho menos de lujo) y en restaurantes aparecidos en los últimos años.
El presidente de la entidad Amics de la Rambla, Ramon Lamazares, defiende que todavía hay establecimientos con «precios razonables» y que en cualquier caso el cliente debe valorar si merece la pena lo que paga, ya que para muchos vivir la ciudad desde su epicentro es una experiencia. Aún con todo, la asociación recomienda a sus integrantes mantener unos «precios coherentes». 

Magdalenas japonesas

A veces nos imaginamos que tras nuestras recetas de toda la vida no hay en otras latitudes nada comparable.
Os dejo una imagen de unas magdalenas japonesas, decoradas como sólo ellos saben, con mimo y detalles.
Son magdalenas de chocolate, de mantequilla y de jengibre, con algunos frutos secos picados entre la masa. Ellos las llaman de forma que no puedo reproducir, pero son como nuestras conocidas magdalenas, una masa de bizcocho con agunos ingredientes añadidos, que traspasan fronteras. No sabemos bien en qué dirección.
La cocina fusión.