Cómo limpiar y cocinar la borraja. Nunca se limpia con estropajo

Cansado de ver en programas de televisión el mismo gran error con la verdura borraja a la hora de cocinarla, hay que intervenir casi con urgencia desde Aragón en aras de dignificar esta maravillosa verdura aragonesa que hoy se ha ido extendiendo por toda España.

NUNCA, repito, NUNCA, hay que limpiar los tallos de borrajas con un estropajo para quitarles los presuntos pinchos. NUNCA. Ni es necesario ni es conveniente.

La borraja se limpia de hojas verdes con un cuchillo, se retiran las hojas verdes para dejar los tallos, pero no se limpian de esos pinchitos muy finos que efectivamente en crudo pueden parecer desagradables, pero que NUNCA molestan una vez cocida la verdura.

Y además quitarlos les resta sabor, textura y gran parte de su riqueza gastronómica y natural. Incluidos sus aceites naturales y gran parte de sus vitaminas.

Y además de no ser necesario, es un trabajo añadido para fastidiar la verdura. Incluso en Aragón se comen las hojas verdes de la borraja sin el tallo, rebozadas como si fueran gambas a la gabardina, en un plato muy antiguo llamado crespillos. Sigamos con las borrajas y su forma de cocer.

Se quitan las hojas verdes de la borraja dejando los tallos y se cortan los tallos en trozos como dedos de largos para poner a cocer con sal y agua más unas patatas en trozos pequeños para que se hagan a la vez que la verdura, en unos 20 minutos de cocción en agua abundante y un poco de sal.

Si la pones en una olla rápida, en el momento en que empieze a silbar, apaga el fuego y déjala allí.

Y una vez cocida la verdura (debe quedar blandita, NO crujiente, suave aunque a algunos comensales la prefieren durilla casi crujiente pero yo de toda la vida la he tomado melosa), simplemente se sirve cocida junto a la patata y con un buen aceite de oliva virgen extra y de sabor por encima y punto final. No es necesario nada más para disfrutar de esta suave verdura.

Efectivamente se puede tomar también con un refrito de ajo finamente picado, o con unas almejas añadidas que se abren en el último minuto o con unos langostinos pelados o unas gambas de Huelva que se refríen a la vez que la borraja en el último minuto. Pero simplemente con aceite de oliva están para disfrutar como hace un siglo.