Consejos para comprar un buen cava barato o no muy caro

En Navidad se consume un gran número de botellas de cava. Lógico pero que vamos a analizar un poco aquí, para separar polvo y pajas.

Los precios del cava de una cierta calidad puede ir desde los 2 euros a los 40 euros. No hablo de champán, hablo de cava. No hablo de vino gasificado, hablo de cava. Increiblemente hay algunos cavas del precio bajo muy aceptables y cavas de 6 euros que son peores.

Para muchos de nosotros la diferencia entre un cava de 4 euros y uno de un precio muy superior es mínima en el paladar. En cava es importante elegir la marca, el tipo de fabricación, que sea en verdad cava y realizado con métodos tradicionales, que no tenga un exceso de azúcar añadida, que sepa mantener la burbuja bien, etc.

Personalmente me gusta el brut o el brut nature, y en el otro extremo odio los semi dulces. Para un cava dulce están mucho mejor los vinos catalanes semi dulces sin burbujas, que están encantadores.

En los vinos es mucho más sencillo encontrar los aromas, los matices de sabor, los sabores diferenciados de la mezcla de uvas, del tiempo de cosecha, de su juventud, del tipo de barrica, etc. en los cavas esto es mucho más complejo y sutil.  Por ello los precios son un valor relativo para asegurar un buen disfrute de la bebida, pues hay que entender de cava para valorar el precio pagado.

Es muy complicado saber en qué momento se ha realizado el degúelle, lo correcto es que sea unos dos a tres meses antes de la compra, pero es algo casi imposible de saber. En la etiqueta debería indicarse en que fecha se realizó el degüelle, pero no siempre lo indica. El corcho debe hincharse nada más abrir la botella, indicándonos que es una botella con poco tiempo de haberse llenado, bien para la segunda fermentación, bien para vender.

El método “Granvás o Charmat” indica que la fermentación se ha realizado en grandes recipientes metálicos y no en la botella, lo que hace productos de más baja calidad y de más bajo precio. Es obligatorio ponerlo en la etiqueta.

Si vas a tomar el cava en toda la comida, decide presentar el mejor de todos al principio que es cuando más y mejor se podrá degustar. Termina en los postres con un cava menos seco, pero sin caer en los semi dulces, o al menos inténtalo.

Una botella de cava no se debe guardar excepto si son reservas o gran reserva, el resto siempre hay que consumirlos en el año, pues no es como los vinos reserva que pueden mejorar bastante, que siguen muy vivos en la botella.

Hay que tener en cuenta que es en la misma botella que se compra donde se ha realizado la segunda fermentación del cava durante la cual se libera carbónico (las burbujas), a la que sigue un tiempo variable de envejecimiento que determinará la mayor o menor complejidad (y también precio) del producto final. En el cava, para que la palabra reserva pueda figurar en la etiqueta se exigen un mínimo de 15 meses. Para los grandes reservas, este periodo debe prolongarse por lo menos 30 meses. Si vamos a pagar más de lo “normal”, debemos hacerlo para vinos de firmas de calidad que han sido envejecidos durante más tiempo y nos van a dar muchas más sensaciones en la copa.

Y un último consejo para jugar a gastar el dinero una vez, pero no muchas más. Hay cavas de precio bajo con una calidad muy correcta. Si compras una botella de 2 euros y otra de 12 euros y das a catar una copa de cada cava, las diferencias son muy pequeñas. Algunos cava de 2 euros son gaseosa, y otros de 8 euros también. Confía en grandes marcas, también en pequeñas bodegas si las compras en sus lugares de origen, todas las grandes marcas tienen al menos una segunda marca más barata y solo muy ligeramente menos buena y disfruta del cava como bebida de toda la cena. Aprende a conocerlo y fíate de la marca que no te ha engañado.