Receta romana de patas de cerdo asadas con miel

Los cocineros romanos de alta alcurnia, los que hace 2.000 años cocinaban para los grandes hombres y mujeres romanas, ya sabían que del cerdo se podía aprovechar todo.

Hay una receta de pies de cerdo asada con miel que merece probarla alguna vez, para intentar rememorar viejas historias de sabores.
Se ponen unas patas de cerdo a cocer en una olla con abundante agua, junto a bastantes higos secos (digo bastantes por no decir al menos dos docenas) y unas hojas de laurel más sal. Una vez cocidas las patas, les quitamos con cuidado los huesos, dejando la piel y la carne que resulte fácil de dejar junto a ella. Las ponemos en una fuente de horno, les damos unos cortes con un cuchillo fino sobre la piel y en estos cortes ponemos miel mil flores. Por encima de la carne espolvoreamos de harina para que forma una costra y la regamos con aceite de oliva. Lo metemos todo al horno hasta que se tueste por encima la piel de la pata de cerdo, formando una costra ligera. Servir caliente, una pata de cerdo por persona con unas manzanas asadas y un pan, si es posible ácimo, y si no de hogaza y algo abizcochado.
 Tengo mis dudas de si con pies de ternera no saldría mejor el plato, pues tendríamos una superfie de piel mayor para poder asar, pero el recetario romano habla de pies de cerdo. Es un plato casi dulce y personalmente dejaría sin quitar los huesos de las pezuñas, para que el pie de cerdo conserve su forma.