Consejos para conservar guindillas rojas y verdes todo el año

Es tiempo de guindillas, de recoger la cosecha de pimientos picantes de variado tipo. Si los dejas para coger ya rojos (pues también se puede recolectar en verde) te encontrarás —a pocas matas que tengas en macetas— con una amplia colección de guindillas que muchas veces no sabes bien qué hacer con todas ellas. Sin duda conservarlas.

Puedes congelarlas e ir usándolas poco a poco. Si son verdes las puedes guardar en un caldo de vinagre de los que se emplean para las olivas, calentando este líquido y después metiendo en él las guindillas verdes al menos un mes antes de empezar a tomarlas. 

Pero también las puedes dejar secar y luego conservarlas ya secas para todo el año. Para secarlas las paso todas una a una con una aguja e hilo para ensartarlas en un largo collar de guindillas que pongo a secar en un lugar a oscuras y seco, un trastero por ejemplo, sin que las guindillas se toquen una a otra para evitar que se pudran.

También unas cuantas las pongo en aceite de oliva hasta hacer un aderezo picante de aceite de buena calidad. Caliento el aceite sin que llegue a sacar humo, y con ese aceite relleno botellitas pequeñas de cristal de entre cuarto y medio litro donde meto entre 4 y 8 guindillas sin la parte verde superior, más otra media docena de granos de pimienta negra. Lo dejo enfriar y tapo la botella. Al mes ya está listo para emplear ese aceite en ensaladas o guisos de variado tipo. Cuantas más guindillas metas en el bote de cristal, más picante te saldrá el aceite.


Tripica llena, corazón contento. Frase aragonesa

Recuerda el texto de este cartel de la Carpa del Tenasco de las Fiestas del Pilar de Zaragoza de 2015.

"Tripica llena, corazón contento"

Uno de los pecados capitales menos importantes —si es que alguno lo parece— sin duda es la gula. Comer es un placer y hacerlo con calma y saboreando, una delicia al alcance de casi todos los occidentales. 

Se puede y debe disfrutar igual de unas sardinas rancias bien preparadas que con un caviar iraní que a veces está rancio y mal servido.

Caro desayuno en un hotel de Vitoria. Y sin wifi libre

En la ciudad de Vitoria, bella y verde ciudad, tranquila y amable, estuve esta semana unos días por viajes de formación. El hotel que pude reservar no era el habitual. A sus 85 euros por noche en individual le faltaban muchas cosas. El wifi era de pago y el desayuno me pedían 14 euros. Sin duda debía ser maravilloso y con vistas al mar, aunque Vitoria no disponga de mar. Todavía. No pude o no debí pagar esa cantidad. En una cafetería a escasos 50 metros me servían este desayuno de la imagen por 2,40 euros. La diferencia era tremanda. De precio y de buen humor, pues pagar 13 euros por desayunar debe amargar el día a casi cualquiera. La compañía AC de hoteles debería hacerse mirar algunas cosas, aunque ellos dirían que todo depende de fechas y de lugar desde donde se hace la reserva. Esto ya lo sé, y el precio por habitación lo admito. Pero el wifi de pago y el precio del desayuno no, pues uno ya está muy viajado por toda España.

Tapas aragoneses para entretener el estómago

Unas sencillas tapas aragonesas para celebrar las Fiestas del Pilar de Zaragoza.

Unas migas con uva blanca.

Una croqueta de ternasco.

Una croqueta de longaniza de Graus.

Un pincho de chorizo frito envuelto en bacon.

Un pimiento de Padrón terminando un poco de carne de cerdo adobada.

Con todo ello un tinto del Somontano o de Borja o de Calatayud.