Torreznos en La Brasa de Canfranc

Intento ser suave en mis críticas de aquellos lugares de donde salgo algo decepcionado. El trabajo de restauración siempre es duro. Ayer mismo entré en el bar restaurante La Brasa de Canfranc a tomar unos refrescos. Vimos una bandeja de torreznos con dos docenas de ellos esperándonos y solicitamos uno para cada uno.

Hay que advertir que los torreznos no son nada sencillos de hacer bien. Pero el local es de gran tradición den buenas tapas, con un mostrador que supera las 25 diferentes presentaciones, y deberían intentar mejorar esta tapa.

El corte era delgado para lograr la calidad necesaria, pues freírlos lentamente para que se vaya haciendo la corteza muy crujiente y se disuelva la grasa en el calor del aceite que debe cubrir toda la panceta. Además es imprescindible utilizar un buen producto, curado en tierras donde los torreznos son parte de su gastronomía, pues si no es así, el resultado saldrá mal. En este caso la fritura no era correcta, y estaba más salado de lo que debería, producto final de una panceta mal elegida, mal curada para convertirla en torreznos.

El precio si que era muy económico, pues los dos torreznos con una caña y una tónica no llegó a los 5 euros. Efectivamente, nunca se debe tomar un torrezno con tónica. Pero no fue mi caso, y no influyó en el análisis.