Salmón ahumado con cebolla caramelizada

Insistimos en la presentación de los platos en la mesa, pues es una buena forma de servir poca cantidad de comida y que el comensal se quede satisfecho. Excepto que sea una persona muy comilona y esto le parezca una tontería moderna. Una cosa es alimentarse y otra degustar platos, sabores, presentaciones, productos. Con un bocadillo uno se alimenta. Con este tipo de platos uno disfruta comiendo mientras ve colores y formas. Son dos conceptos diferentes. Y es importante entender esto para que nadie se siente engañado.

Aquí tenemos sobre una rodaja de limón un filete de salmón ahumado. Pero está acompañado de dos montoncitos de cebolla roja caramelizada y por ello dulce, unas gotas de mostaza verde, unas líneas de melaza o de miel de caña y unos ligeros toques de huevas de arenque, más para dar un toque negro que para degustarlas.

Este plato no es un plato contundente, forma parte de una degustación de cinco platos más postre
. Un aperitivo de entrada para tomar un buen vino blanco. El placer está en degustar lentamente lo que se nos pone en este tipo de platos, diferenciando sabores, adivinando qué es cada cosa, si en algunas tenemos dudas. Mezclando pequeñas porciones del producto principal con sus acompañantes para buscar sabores diferentes.

Efectivamente, no es alimentarse, es un juego de sentidos. Se hace con productos que se comen, pero no es para aplacar el hambre. ¿Alguien acude a un restaurante de 50 ó 60 euros el menú a quitarse el hambre?