Ellos ponen el grano (no necesariamente el largo) a remojo de agua como media hora o dándole varios cambios de agua para que el cereal pierda parte del almidón. Ponen agua nueva a cocer y cuando está en ebullición añaden el arroz y lo dejan al fuego como 15 minutos, tras los cuales le cortan la cocción con agua fría en abundancia, y lo dejan en otro recipiente con agua fresca para que se conserve el arroz en espera de ser presentado.
Para hacer el vinagre de arroz, ellos utilizan un vinagre propio que se hace con la fermentación del propio arroz. Nosotros no siempre podemos conseguir este vinagre japonés, aunque ya en las tiendas de productos orientales es habitual encontrarlo, no siempre auténtico por lo que se recomienda mirar las etiquetas y ver si está fabricado en Japón o China y con qué ingredientes.
Para imitarlo en casa emplearemos vinagre blanco no muy fuerte, a ser posible de manzana.
En un bol pondremos una cucharada pequeña de sal, tres cucharadas soperas de azúcar y un vaso de vino de vinagre blanco suave. Agitaremos muy bien todo hasta que se diluya y lo dejaremos reposar, listo para servir con el arroz. Si el vinagre que tenemos es fuerte hay que añadirle la misma cantidad de agua mineral.
Para servir el arroz, pondremos un vaso pequeño de vinagre japonés (o de imitación) para taza y media de arroz cocido, lo mezclaremos todo bien como media hora antes de ser tomado, para que absorba bien el arroz el vinagre japonés de imitación.
Sin duda este sistema que os he comentado no es el auténtico vinagre de arroz fermentado, es como digo en el título una imitación fácil y rápida para hacer en casa, que simula sabores.