Una principiante cocinera de hogar me llamó reclamando una receta sencilla y rápida. Un guiso de ternera en olla rápida. Le entregué la lista de los ingredientes y le dije cómo debía proceder.
Medio kilo de tacos de carne, una zanahoria, un pimiento verde, una cebolla, algo de pimienta, vino blanco y sal. Me llamó sorprendida porque le había salido mala. Muy sosa. Y no se atrevía a presentarla a la mesa.
Le aconsejé que pusiera más sal, pues el punto de la sal es complicado de aprender cuando se comienza a cocinar, sin contar además que no todas las sales que se venden son iguales.
Lo intentó o volvió a llamarme para decirme que seguía muy sosa, y que ya no había tiempo de más experimentos pues llegaba la hora de servir. Por la tarde volví a hablar con ella y a analizar paso a paso la receta.
No debemos confundir soso con desustanciado. El plato le había salido falto de sabor, algo complicado de entender si había hecho todo lo que le dije.
Pero se había complicado la vida en un detalle que pensaba sin importancia.
En la olla rápida no hay que poner casi agua, en este caso con algo menos de medio vasito pequeño de agua, era suficiente. La verdura suelta agua y el vasito de vino blanco es otro líquido a tener en cuenta.
Ella puso dos vasos grandes de agua, para (decía) cubrir la carne para que no se pegara en la olla. Tremendo error pues la carne se coció en ver de guisarse. Hizo casi un consomé de ternera en vez de una ternera guisada. Por mucha sal que le añadiera, seguiría estando desustanciada.
En ollas rápidas hay que poner menos de la mitad del agua que en olla normal. No es lo mismo cocer que guisar.