Con la comida, a los niños, es complicado engañarles, son más
listos de lo que parecen. Pero me ha encantado esta forma de presentarles una
simple salchicha cocida. Es un plato para jugar más que para comer, lo parece
como poco. Una pasta cocida con una salsa y una salchicha cortada elegantemente
y con pericia con dos gotas de mostaza por ojos. Casi un arte para engañar, un
trampantojo sencillo y elegante.