"Tripica llena, corazón contento"
Uno de los pecados capitales menos importantes —si es que alguno lo parece— sin duda es la gula. Comer es un placer y hacerlo con calma y saboreando, una delicia al alcance de casi todos los occidentales.
Se puede y debe disfrutar igual de unas sardinas rancias bien preparadas que con un caviar iraní que a veces está rancio y mal servido.