Si los grandes cocineros de postín hubieran inventado estos trabajos de masa hilada, de frutos secos de colores, de sabores tan naturales, serían reconocidos como con el invento del nitrógeno y de las cocciones a baja temperatura.
Pero no, estas pastelerías de sabores las inventaron hace siglos los árabes. Luego ellos no las han sabido vender como se merecen. Siempre las presentan como desordenadas, como almacenadas sobre grandes montones, como un producto donde lo bello está dentro de cada producto individual y no sobre el total.