Todos sabemos que en los platos actuales junto a los ingredientes principales hay que colocar unos acompañamientos que encajen bien con sabores y contrastes de texturas. Es una manera de realzar productos, de lograr platos distintos y con mezclas que aporten.
Estos chipirones a la plancha, excelente hay que advertir, en su punto y con un ligero majado de ajo y perejil me los sirvieron en Croacia. Comida mediterránea con claros sabores del mar que nos envuelve a todos nosotros. Pero tenía dos elementos claramente novedosos en la cocina de España, acompañando a unos chipirones.
A nadie se le ocurriría —creo yo— servir los chipirones desde la plancha con unas acelgas rehogadas. No es lo habitual en nuestra cocina y resultan buenas, refrescantes, complementarias. El limón a mi me sobra, pero a la derecha se observa un pequeño montoncito de un producto sin identificar. Era una verdura alimonada, ligeramente ácida pero sin poderla determinar. Es como si pusiéramos algo de jengibre. No era trufa blanca, uno de los clásicos de la cocina croata, pero encajaba muy bien como acompañamiento de sabor hacia los chipirones. Un gran error mío no preguntar.