Si en la entrada anterior hablábamos del valor culinario de unas croquetas bien realizadas, ahora os dejo una muestra doble de otras dos tapas españolas de gran calidad de sabor. Por una parte una torre de torreznos de Soria, maravilloso manjar si está bien frito, a fuego lento, con mucho tiempo de cocción en abundante aceite, y dándole un golpe de calor fuerte cuando ya están casi hechos. La grasa del torrezno se tiene que ir derritiendo poco a poco en el aceite de freír para que resultado final no resulta grasiento y en cambio si crujiente tanto en la corteza como en la propia tocineta, pero con diferente textura.
A su derecha podemos ver un bote de alcachofas escabechadas, otra delicia que se puede comprar ya embotadas, en conserva, pero que si se hacen en casa pueden ser un lujo pues a la vinagreta le podemos añadir especias a nuestro gusto. Desde picante a pimientas negras o rosa, desde romero o tomillo a limón o mandarina. Todo hay que ponerlo, a nuestro gusto, en el momento de la cocción de la vinagreta con la alcachofa.
Mi proporción de escabeche es de cuarto de litro de agua, lo mismo de aceite y de vino blanco y algo menos de vinagre, sobre los 200 c.c. Y todo esa mezcla (junto a las especias que hayamos elegido para el sabor, más sal) se pone a hervir y en cuanto esté muy caliente ponemos las alcachofas limpias y cortadas en medias durante unos 20 a 30 minutos, depende de la dureza de la verdura.