Estas alcachofas no son baratas y lo sabemos, han subido de precio mucho en los últimos tiempos, sobre todo estas de primeros de marzo, es decir de las últimas de la temporada en espera casi de las primeras próximas. Pero son enormes, muy prietas y duras, excelentes para hacerlas al horno.
En Cataluña se hacen al horno, asadas enteras y abiertas y para ello se necesitan muy cerradas para poderlas abrir bien y que mantengan su forma y dureza, apretando la flor de la alcachofa contra una superficie dura antes de meterla al horno. Se puede ayudar un poco abriendo las hojas exteriores con la mano.
De esta forma la alcachofa queda un poco abierta y podemos ponerle dentro un poco de sal y unas gotas de aceite y si se quiere algo de pimienta molida.
Antes de meterlas al horno hay que cortarles el rabo o ramita de la parte trasera, que se debe conservar para sopas, guisos, o incluso meterlo también al horno, aunque yo no recomiendo esto último pues se pierde su jugo.
Con un horno a 180 grados se meten las alcachofas de pie en una bandeja, apoyadas sobre la zona donde hemos cortado el rabo, sobre unos 40 minutos.
Las hojas exteriores de la alcachofa se volverán negras y tostadas. Se van comiendo hoja a hoja, retirando las más exteriores, y saboreando la cremosidad de las hojas interiores, en la zona que están más en el centro de la flor.