La globalización nos facilita que vayamos conociendo productos gastronómicos de muy variados países. Algo que parecería imposible es ahora si no fácil, si factible. Y no es que representen maravillosos descubrimientos en todos los casos, pero sí curiosos.
En esta caso es una galleta rellena de dátil, de una crema de dátiles, con sabor a canela en la masa de galleta y sin tener un sabor excesivo en azúcar. Mucho mejor el relleno de dátil, que sin duda es suave y con fuerte sabor, pero muy agradable. Algo menos supremo es el sabor del cubrimiento, de la galleta, que con poca azúcar y sin aceite y sí con mantequilla, tiende a deshacerse enseguida.
Es una galleta fabricada en Arabia Saudí y que me llega desde Siria que es donde las han comprado. Parece casi imposible pero los mercados abiertos es lo que tienen.