A veces pequeñas tonterías imaginadas como aperitivo gastronómico pueden funcionar bien. Se trata de probar sabores, de atreverte con productos simples que se pueden mezclar con otros que tengamos en casa y obtener un montadito, un aperitivo distinto y que funciona bien.
Estos dos son facilísimos. Una patata de bolsa, en este caso de una marca muy conocida, en que todas las láminas de patata son idénticas, patata hecha puré y luego frita de aquellas maneras, hasta obtener una base crujiente y con sabores fuertes. Todas iguales y simulando barquitas.
Sobre esa patata frita he puesto unas láminas muy finamente cortadas de tocino ibérico. De tocino. es decir grasa, sabrosa y salada pero tocino. Ojo con la salud.
Y encima he puestos una pasas sin semillas pero puede funcionar igual una almendra, media nuez, unos pistachos.
Todo ello unos 10 segundos (o menos, por tapita) al microondas y servir. El tocino ibérico se disuelve o casi, la patata recibe el aceite pero no deja de estar crujiente y las pasas entregan un ligero toque dulce.
No se puede abusar de este invento gastronómico pues es una bomba en calorías. Pero la base se puede utilizar para otros inventos.
En la imagen de abajo vemos las mismas patatas (eran otras, claro) con un filete muy fino de pepinillo y una anchoa encima. Crujiente, salado, ácido, y sin pasar por el microondas.