He tenido la oportunidad de entrar en el horno de la panadería de Boltaña en Huesca, en plena carretera, en el local de la panadería antígua. Y acababan de sacar a enfríar una barbaridad de madalenas maravillosas.
Las dejan unas horas antes de embolsarlas para que no se vuelvan incomibles.
Pero el olor envolvía tanto que era imposible salir de allí, porque te atraía, te gritaba que debías hacer el pecado de inflarte de madalenas casi calientes aunque dicen que las masas recien hechas no están buenas.
En este caso se equivocaban.
Hacía un par de horas que habían salido del horno, seguían en sus bandejas, pero eran diferentes a todo lo probado. Crujían en la boca pero además entregaban en caliente unos sabores más pronunciados.
Es imposible comersa sólo una.
Es un lujo, pero si sois osados, igual podéis conseguirlo.
Las dejan unas horas antes de embolsarlas para que no se vuelvan incomibles.
Pero el olor envolvía tanto que era imposible salir de allí, porque te atraía, te gritaba que debías hacer el pecado de inflarte de madalenas casi calientes aunque dicen que las masas recien hechas no están buenas.
En este caso se equivocaban.
Hacía un par de horas que habían salido del horno, seguían en sus bandejas, pero eran diferentes a todo lo probado. Crujían en la boca pero además entregaban en caliente unos sabores más pronunciados.
Es imposible comersa sólo una.
Es un lujo, pero si sois osados, igual podéis conseguirlo.