Esta imagen está encontrada por uno de mis viajes explorando internet, en busca de sabores diferentes. Creo que es una tabla de quesos franceses, pero tengo mis dudas.
España es un gran país en muy diferentes quesos, suaves, fuertes, azules, ahumados, tanto de oveja como de cabra o vaca. Pero debemos admitir que Francia es un país maravilloso para descubrir nuevos sabores y gozar de la enorme cantidad de diferentes presentaciones, desde enormes quesos a presentación individuales o en porciones mínimas para degustar en tablas.
Los quesos como postres o para terminar una cena informal es un plato maravilloso si sabemos elegir diferentes sabores. Es correcto presentar al menos 4 quesos diferentes y si los comensales no son unos expertos, está bien indicar en cada queso su nombre o incluso su procedencia si es un queso un poco especial.
Un queso de cabra blanco, un queso semi curado tipo Roncal o Manchego, un curado de oveja castellano, un azul cántabro y un par de quesos franceses o suizos (un Gruyere y un Sbrinz) sirven perfectamente para una tabla. Si tiene dudas, elija una tienda de prestigio para aprender a diferenciarlos y solicite información o consejo. Siempre tome desde el más suave al más profundo de sabor, y acompáñelos de un buen vino.
Maridar una tabla de quesos con un solo vino es complicado. Para los picantes o azules le puede ir bien un vino blanco algo dulce, para los quesos suaves le encaja mejor un vino tinto. Un queso de cabra potente le va muy bien un vino blanco seco. ¿Qué tal un cava brut para toda la cena? La otra solución es presentar al menos dos o tres vinos diferentes y que los comensales jueguen a catar vinos con los quesos y a comprobar como cambian de sabor los unos y los otros,