En verano nos apetece menos comidas copiosas, fuertes,
cálidas incluso, y buscamos alimentos más ligeros. Pero si la comidas son
complicadas de diseñar, las cenas lo son mucho más pues a todo eso hay que
añadir que no hay mucho tiempo ni para comprar ni para cocinar.
Podemos volver a los bocadillos, no pasa nada por cenar una
tortilla de escabeche o un bocadillo vegetal con un filete de pavo o unas tiras
de pollo frito.
Podemos prepararnos una ensalada de arroz con una vinagreta
dulce o una de verduras con láminas de manzana, maíz y guisante y una vinagreta
de manzana.
Podríamos también terminar el día con un pescado a la
pancha, rápido y sencillo, más si lo aderezamos con uso toques de limón, de
perejil y ajo, de un golpe de vino al final para que de un hervor. O al
papillote con verduras por encima que le pasen sabor. Unos mejillones al vapor
con una vinagreta y un picado de tomate, pimiento y cebolla encaja
perfectamente para una cena de verano.
Sin olvidarnos de los gazpachos, las cremas frías blancas
como el ajo blanco o la Vichyssoisse o las simples sopas de pescado. Pero
además es un buen momento para utilizar las conservas españolas que tan buena
calidad tienen. Unas sardinas en lata en un bocadillo con unas gotas de limón
están de vicio. Unos mejillones en escabeche con unos tomatitos cherry es otra
delicia. Unos espárragos con un poco de vinagre de Módena encajan muy bien con
unos langostinos cocidos. Es cuestión de ponerse a pensar en frío.