El otro día la esposa de un amigo me hizo para probar una
botella de la bebida refrescante chicha peruana de maíz morado. Mujer peruana
que sabe perfectamente qué es la chicha y de qué forma hay que hacerla para que
resulta agradable en los sabores occidentales, aun con las dificultades de que
no siempre es posible lograr los mismos productos que en el Perú.
Empezamos por el producto original, un maíz morado casi
negro que no es fácil de encontrar en España. Para terminar la bebida donde
muele el maíz y lo hierve con clavo de olor, canela, anís estrellado y otras
especies que dejan a la bebida entre un pequeño sueño y unos sabores distintos.
Casi lo de menos es beberla y lo de más oler sus vapores, sobre todo si lo
haces a temperatura ambiente y no fresca como hay que beberla al ser un refresco.
No contiene grado alcohólico pues en este caso es una bebida
refrescante, aunque sepamos que en otros países se deje macerar hasta lograr
determinado grado de alcohol. En Perú se consume más chicha en los bares que
CocaCola.
Estamos hablando de una bebida que se cree inca, que se
sigue manteniendo en la gastronomía de muchos países de Iberoamérica y que ha
sido ampliamente estudiada en Universidades de todo el mundo buscando sus
cualidades medicinales, asumiendo hoy que parte de sus pigmentos naturales
impiden el crecimiento del cáncer de colon o bajan la presión en sangre o el
colesterol.
Pero vayamos a la cata de la chicha peruana.
Las especies se apoderan de la bebida, el color maravilloso
es un granate fuerte cercano a algunos tintos jóvenes, muy trasparente y
acercándose a una mezcla entre rosado potente y tinto nuevo. El sabor es
afrutado y con mucho fondo que se mantiene en boca durante mucho tiempo,
dejando que vayan desapareciendo los canelas y clavos para dejar la fruta hasta
el final.
Si puedo asegurar que para un catador que no sea conocedor
de este tipo de bebidas nunca sospecharía que es un refresco realizado con maíz
incluso aun sabiendo que el maíz morado existe. La dulzura del maíz existe,
pero no se asemeja al conocido sino algo más áspero y totalmente distinto.
Nada como interconectarse las culturas para amarlas, apreciarlas
más, saber que el mundo está lleno de maravillosas cosas que nunca conoceremos.
Sniff!