Ya sabemos todos que las nueces de España, las de Aragón y Cataluña, no son bonitas, que las nueces españolas son más pequeñas, más oscuras, más irregulares, y que su contenido interior es algo menos grueso, más seco, menos presentable.
Es cierto. Pero también tiene sus ventajas.
A cambio las nueces españolas son mucho más sabrosas. Más potentes de sabor, para tomarlas tal cual o para cocinar.
Nos llegan nueces desde otros mercados de medio mundo, posiblemente sean californianas o no, pero sin duda son más anodinas, menos sabrosas, más flojas, más artificiales.
Puede que sea el sol, el tipo de árbol o la tierra, pero las nueces españolas saben más. Y ahora cuando vayas a la tienda, tú decides.