Las ensaladas deben tener relieve, tomar volumen sobre el plato, no quedar planas ni ser un contenedor de elementos que hemos tirado sobre el plato. En los restaurantes se suele poner el aliño abajo del todo, para que no se mustien los ingredientes, y sobre el aliño se van colocando los productos, poco antes de servir.
Una ensalada debe contener algún elemento que sorprenda, que sea distinto. Puede ser queso en lascas, tostones de pan, algún ahumado, unos trozos de fruta como la piña o el aguacate, unos espárragos o alcachofas, unos brotes frescos, algún encurtido, etc.
Es también habitual colocar los elementos por grupos, bien de colores, bien de formas o sabores, bien creando pequeños paisajes verdes en el plato, para que resulte agradable a la vista. Y colocar aparte, algo más del aliño que hemos colocado en la base, para que el comensal pueda añadir si lo desea algo más de aliño, bien tipo vinagreta, bien alguna crema o salsa ácida o de otro sabor que complementen los sabores algo sosos de las ensaladas.