Se inventa la agricultura, la ganadería y la cocina con la despensa. Ya no es solo caza y pesca de sobra, sino que los alimentos hay que saber conservarlos durante todo el año con diversas técnicas e introduciendo en la dieta de las personas nuevos productos que sirva para conservarse meses.
Eso llevó al ser humanos a aprender conocimientos sobre los diversos productos de la naturaleza, para poderlos utilizar como elementos comestibles que plantaba tras recoger las semillas y sobre los que tenía que trabajar después para obtener con menos espacios y cantidad de plantas, productos alimenticios suficientes.
Entran pues de lleno los cereales y las leguminosas como parte de su dieta, que deja ya de ser totalmente animal y si acaso acompañada con frutas, para convertirse en más compleja. Y eso lleva también a que se tengan que inventar diversas herramientas para poder dominar las técnicas de agricultura y cocina. Ya no vale solo con el fuego, hay que moler los granos, a veces hay que controlar las temperaturas de los fuegos y utilizar recipientes que no se revienten con un fuego más fuerte, etc.
Debemos entender que además se debe aprender a controlar las fermentaciones de los alimentos para que no sean tóxicos, algo que con la caza era muy sencillo pues enseguida el olor a podrido delataba que el producto no era comestible.
Y debemos añadir a estos cambios, que suponen todos ellos unos cambios alimenticios que afectan a la salud. Ya no están siempre erguidos y de pie, deben agacharse para plantar, recoger, regar o moles. A veces los panes o las masas de los cereales son duros y las leguminosas también y hay que masticarlos más que la carne poco hecha de la caza, y eso supone nuevos problemas en la dentadura, al comer harinas con su azúcar natural y al no tener una limpieza de la boca van surgiendo caries o roturas y desgastes de las piezas dentales.
Nota.: En la imagen podemos ver un cuenco y los restos de una cuchara, encontrados en Andalucía.