Algo fundamental es que sirvan muchas comidas, que NUNCA sea paellas de las congeladas o envasadas al vacío, que revises las críticas por internet del restaurante. Entrar sin saber en un local es un acertijo. El tipo de comensal que haya dentro te indicará si es un lugar de fiar. Si solo hay turistas, duda. Si hay personas de la zona comiendo en familia, es un buen lugar.
Otra opción si hay varias mesas con comensales, es mirar qué comen y qué cara tiene lo que están tomando. Normalmente es mejor pedir paella si viene en el menú pues esto indica que han hecho paella para bastantes personas y que no son raciones sacadas de la nevera.
No te fíes de los ingredientes. Una buena paella no tiene que tener grandes langostinos puestos de adorno, sino un buen sabor. A veces a una paella congelada le añaden por encima un langostino hermoso a la plancha y quieren dar el pego con este truco. Si los carteles tienen imágenes de paella, que nunca sena iguales a las de otros restaurantes eso puede indicar que son envasadas al vacío y recalentadas. Y si no te gusta, ¡quéjate! con educación pero con contundencia.