Pocos productos pueden igualar al tomate en haber sido capaces de inventar o recuperar clases y formas, colores y tamaños del tomate que hace unos pocos años no existían. El tomate es fácil de manipular, de recrear, de modificar y eso se nota en los mercados. Esta imagen muestra sola la mitad de las posibilidades actuales de tomates diferentes. No están los casi azules, los negros, los de Barbastro que son ya de muchos lugares, los de pera y alguna variedad más.
Lo curioso es que no somos capaces de recuperar los sabores y ni incluso los olores del tomate de verdad. ¿Os acordáis cuando el tomate olía a tomate de forma potente? Pues ahora, si lográis entrar en un invernadero de esos inmensos con miles de kilos de tomate en sus matas, no huele a nada. Si acaso a tierra o a humedad.