Pocos platos de ensalada pueden ser más sencillos que este, con ingredientes muy básicos, muy pegados al campo y a las familias con pocos recursos, pero a la vez con más sabor y más cariño en su presentación. Hay que tener mucha seguridad en esta ensalada para servirla en un restaurante a unos turistas. Y el resultado aunque parezca lo contrario es bueno.
Ensalada de tomate y pan en un restaurante de Eslovenia parecería un detalle sin importancia si no fuera porque resulta muy agradable. Una base de pepino cortado en trozos pequeños y siendo también un fruto no muy grande, y servido con su piel. Unas láminas de cebolla morada. Tomate bien rojo y maduro pero terse cortado en trozos pequeños. Pan frito. Sal y un buen aceite de oliva.
Más simple es imposible. Pero el resultado es muy agradable. A veces no hay que recurrir a platos sofisticados, pues la tradición y la historia gastronómica nos recuerda que hay lujos con muy poco dinero. En este plato el éxito está en el pepino más bien pequeño, en el tomate de sabor, en el pan de calidad y en el aceite de oliva sin engaños.