Una simple lata de aceitunas rellenas de anchoas —las más sencillas de encontrar, pues ahora ya hay aceitunas rellenas de pimientos o picantes o de multitud de posibilidades si te compras olivas tipo gordal sin hueso y las rellenas tú mismo— puedes lograr un plato distinto para entrante de una comida familiar.
Cortas fina una cebolla morada y la metes un minuto al microondas con unos chorritos de aceite de oliva o del propio caldo de las aceitunas, para que la cebolla quede ligeramente pochada y pierda su sabor fuerte.
En un bote mezclamos aceite de oliva virgen extra con el posible caldo que haya soltada la cebolla, un poquito del caldo de las olivas y una cucharada de por ejemplo huevas de pescado o hígado de bacalao ahumado, o incluso el caldo de unos mejillones en conserva en escabeche. Todo bien mezclado lo ponemos por encima de las olivas y la cebolla y lo dejamos como media hora macerando todo antes de servirlo sin el caldo.
Una manera sencilla de convertir unas aceitunas rellenas de las que toma todo el mundo, en "otras" aceitunas rellenas de lo más enriquecidas.
Si eres de los osados, unos toques de wasabi o de otro tipo de picante en la salsa del aliño, le encaja perfectamente.