De la cultura zulú (Cultura del Cielo) vemos aquí una botella ritual para reuniones sociales entre hombres, pero también de viaje, de campo, de trabajo, en donde se llevaba el agua o sus vinos metida en este tipo de recipientes a modo de cantimplora hecha con la corteza dura de una calabaza que se tallaba para decorarla con motivos naturales. Esta botella es del siglo XIX encontrada en Sudáfrica.
Estas calabazas ya secas y limpias en su interior y posteriormente decoradas con grabados o pirograbados, se utilizan para conservar y ofrecer el vino de palma, tradición que incluso mantienen los dignatarios con motivo de importantes reuniones sociales. Se bebe directamente de la botella entre los diversos comensales. Esta botella se conserva en el Museo Nacional de Antropología de Madrid y la recogió en su zona de uso el médico austriaco Emil Holub.
El Vino de Palma, Malafú o Libando es un líquido ligeramente alcohólico que se obtienen de las palmeras (de varios tipos de ellas) a las que se hace una incisión en sus zonas más altas y verdes y en donde se pone un cazo o recipiente para recoger la savia que sueltan en el corte. Ese líquido se deja fermentar por su propio azúcar en zonas frescas de la casa y luego se conserva en este tipo de calabazas. Fermenta a las 24 horas de ser recogido.
Es un caldo blanquecino con entre un 3% y un 5% de alcohol (similar a la cerveza normal) y que en algunas zonas rurales africanas se bebe en abundancia pues es un estimulante. En fiestas y celebraciones familiares es la bebida básica. Mezclado de hierbas medicinales es utilizado por curanderos de las zonas de África para remedios naturales de distintos problemas de salud de la zona.