Tomate rojo de Barbastro con un toque verde


Este plato de restaurante es un sencillo y simple plato de tomate de Barbastro, en su punto, bien de sal, con aceite de oliva virgen extra de Ayerbe y rociado con un picado muy fino de ajo y la parte verde o los tallos tiernos de unas zanahorias. Nada más que eso, así de simple, un buen producto y un poco de cariño en el plato. El precio… pues algo alto para lo que era, pero muy sabroso.



Precios por asistir y beber en un Festival de Música 2024


Es Madrid, es un Festival de música a la que accedes con entrada, con un precio que va desde los 89 euros a los 189 euros según zona VIP o normal. Y los precios de las bebidas son los que figuran en el cartel que os dejo. Sale caro en el año 2024 ser joven con pretensiones de escuchar música en directo.

No me atrevo a poner ningún adjetivo más, que cada uno de vosotrxs veáis la realidad, y punto. Hay que decidir que pasarlo bien, sale caro. O no, depende de las posibilidades económicas.

Cómo hacer salsa mayonesa sin huevo. Método años 40 del siglo XX


Hoy en día por higiene en lugares públicos se intenta hacer la salsa mayonesa sin huevo, con huevina que es un producto industrial líquido de huevo pasteurizado. 

Pero hubo tiempos en los que la salsa mayonesa no se podía hacer por no tener huevos.

Al terminar en España la Guerra Civil, en las grandes ciudades y en las miles y miles de familias pobres, era complicadísimo tener huevos. 

Así que había que intentar sistemas casi artesanales para inventar en la cocina lo que se conocía de antes. 

Y esta receta de salsa mayonesa sin huevo es un ejemplo.

Salsa mayonesa con patata cocida, con puré de patata en vez de yema de huevo o de huevo entero. 

Una forma de salvar las circunstancias ante las cartillas de racionamiento.

Comida china de verdad, de CHINA


Hay muchas maneras de probar la cocina china de verdad, la auténtica. La más sencilla es mirar qué restaurantes chinos de verdad hay en tu ciudad e ir a comer a ellos. A poco que te dejes asesorar por los camareros acertarás con su comida y con tus gustos.

Pero ahora ya hay otro camino más osado, no mucho, que es comprar productos chinos de China, con comida preparada de diferentes modos y presentaciones.

En la imagen vemos un sobre para preparar un cocido chino que ellos utilizan para hacer unos callos de ternera, pero que perfectamente puedes utilizar —en un giro de productos— para hacer una sopa, un guiso de ternero o de pollo, o una olla de carne de cerdo.

En el sobre viene todo explicado perfectamente… en chino. Pero hoy los traductores de nuestros teléfonos hacen maravillas. 

Y lo curioso es que todos los productos para el guiso vienen en bolsitas individuales y te explica el tiempo de cocción y el orden de añadir cada bolsita.

¿Qué contienen cada bolsa? No lo sabemos, aunque lo podríamos saber. 

Lo mejor es dejarte llevar, observar si lleva muchas cayenas para quitar alguna y que no pique en exceso, y probar como quien juega a realizar platos de la comida china en tu casa de Zaragoza.

Cómo se cuecen y se cocinan las madejas aragonesas

Las madejas de cordero (producto de casquería maravilloso de cordero o de lechal mejor) es sobre todo un aperitivo muy típico en Aragón, más en Zaragoza, que tuvo sobre todo un gran auge hace unas décadas en los comienzos de las tapas y raciones de sobremesa en los bares, con el crecimiento del poder adquisitivo de los españoles pues no es un producto muy barato. En otras zonas de España se llaman con otro nombre y tienes diversas variantes como las chiretas o zarajos.

Tienes que ser unas madejas de cordero tierno y compradas en un sitio de confianza, pues el éxito en gran medida depende de su limpieza a la hora de hacerlas. Son los intestinos delgados del cordero, del ternasco, enrollados (como una madeja de lana) sobre unos trozos de ajete y otros de grasa del animal. Pero normalmente es un producto muy cuidado y vendido con todas las garantías de limpieza.

Se compran crudas en los mercados y hay que hacerlas en casa con una receta sencilla pero que lleva un par de fáciles pasos y un poco de tiempo.

Se pone a cocer en una olla un litro de agua con sal (dos cucharadas de café por litro de agua) junto a unas verduras que tengas por casa. Algo de cebolla, un poco de pimiento verde, un diente de ajo partido, algo de puerro, apio, perejil, etc. Lo que tengas en la nevera junto a unos granos de pimienta negra y una hoja de laurel. Nada es imprescindible, excepto tal vez el ajo y la cebolla.

Cuando esté hirviendo este caldo corto, añade las madejas y la dejas entre 25 y 40 minutos cociendo si son de cordero y entre 20 y 30 minutos si son de ternasco lechal. 
Las sacas del caldo y las secas del agua sobrante pues ahora hay que freírlas. Mejor dejarlas unas horas en la nevera.

A partir de aquí hay dos maneras de continuar la receta.

Una es freírlas enteras en freidora a fuego fuerte y la otra es cortarlas en rodajas gruesas y terminar de hacerlas a la plancha o en una sartén con poco aceite y ajos laminados. En ambos casos deben quedar tostadas y crujientes por fuera.
Una vez fritas (en el caso de las enteras las cortas en rodajas gruesas una vez fritas) se rocían con una majada de aceite de oliva, perejil y ajo muy picado, para servir en el momento.

Menú de restaurante caro de principios siglo XX


Este es un clásico menú de restaurante de Madrid de principios del siglo XX. Como es lógico pensar al verlo, en poco más de un siglo la gastronomía ha cambiado brutalmente, sin que la palabra brutalidad suena a despectivo.

Vemos que para primero ofrecían una sopa de polla cebada, una sopa hecha con un caldo de gallina joven pero cebada para que tuviera más carne y luego convertida en sopa a base de algunos fideos. Seguramente deliciosa pero hoy en día parecería comida de carretera.

Para segundo les ofrecían una fuente de faisán guisado con verduras en salsa blanca. Un clásico también fricasé. Primer y en trozos no muy grandes se freía la carne de ave en su propia grasa con mantequilla y luego se guisaba con las verduras.

Para postre unos pastelitos pequeños tipo petissuis o petisus, tipo profiteroles rellenos de chocolate o crema.

Estamos hablando para aquellos años, de un menú de un cierto nivel aunque ahora nos parezca absurdo, pasado de moda, totalmente viejuno, lo que es verdad visto desde el punto de vista actual. Pero de aquellas calidades se levantó la cocina española copiando algo de la francesa.