Vamos a cortar en trozos muy pequeños (como garbanzos) como medio kilo de salmón fresco, sin espinas ni pieles. Normalmente se debería cortar algo más grnade, como una judía seca al menos.
Lo pondremos junto a 250 gramos de sal y otros 250 gramos de azúcar, todo revuelto y lo dejaremos como 10 minutos si es pescado y 15 minutos si es carne dentro de este adobo de sal y azúcar para que se cocine un poco con ella (si queremos el pescado o la carne menos crudo todavía podemos subir hasta el doble de tiempo esta operación).
Este procedimiento de cocción nunca hay que hacerlo para un tartar auténtico, pero para personas que no deseen que el producto esté crudo, es un sustituto.
Pasado este tiempo lavaremos el salmón con un poco de agua para que se separe de la sal. Lo escurriremos bien y lo mezclaremos con 200 gramos de salmón ahumado cortado en trozos del mismo tamaño que el fresco.
Ya tenemos la base de salmón al que si se desea se le puede añadir unos langostinos cocidos, pelados y cortados en trozos pequeños.
Mezclamos el salmón con la carne del interior de dos aguacates en su punto, una cucharada sopera de pepinillos picados finamente y la misma cantidad de olivas verdes o alcaparras o alcaparrones o cebolletas en vinagre.
Mezclamos el salmón con la carne del interior de dos aguacates en su punto, una cucharada sopera de pepinillos picados finamente y la misma cantidad de olivas verdes o alcaparras o alcaparrones o cebolletas en vinagre.
Añadimos después media cebolla dulce muy picada, el zumo de un limón y dos cucharadas soperas de salsa mayonesa o salsa a la pimienta verde o salsa tártara o salsa yogurt de la que ya se venden envasadas. A elegir según gustos y posibilidades.
Podemos añadir un par de cucharadas soperas de aceite de oliva si queda todo muy seco y sin agrupar. Y unas gotas de tabasco si queremos que pique un poco o incluso unas ralladuras de jengibre si queremos un sabor especial y incluso algo de cilantro o bien perejil picado para decorar el plato.
Si deseamos tener más cantidad por el mismo precio podemos añadir también unas endivias finamente picadas, pero yo no lo recomiendo.
Con toda esta masa formaremos —con molde o unas cucharas— una presentación compacta que adornaremos con más hojas de endivias o unos canónigos o unos brotes amarillos de escarola o unas lechugas rizada. Así de fácil.