Hoy, comer por menos de 25 euros por persona es casi imposible en muchas ciudades de España, y aunque ya sé que todavía en otras se puede comer por 12 euros un menú aceptable, son las menos y hay que conocer los lugares.
Sobre todo para los visitantes esperádicos que no conocen los rincones escondidos, las calles de segunda fila, los restaurantes de barrio.
Una ciudad barata para comer sigue siendo Madrid, no así Barcelona donde es más complicado encontrar cocina catalana a buen precio si no eres de allí.
Mientras tanto, los restaurantes asiáticos o turcos, los de comida rápida y algunos buffet se siguen llenando de gente, por ser los únicos con un precio asumible para muchas familias.
No hace tanto era normal tener en los barrios de muchas ciudades españolas restaurantes de alto nivel en la cocina de entonces, con menús diarios que crecían los fines de semana, por unos precios aceptables.
Sé que en Madrid todavía los hay, pero no así en muchas otras ciudades, que han ido perdiendo este servicio bien porque han cerrado, bien porque han subido su precio en el mismo movimiento de perder clientes.
Se puede hacer un menú original por 12 euros, y llenar los comedores. Lo que no se puede hacer es cobrar 15 euros por un mal vino que no les cuesta más de 1,5 euros si es de marca, y unos platos mal elegidos y con materiales de baja calidad. Que no se quejen de la proliferación de asiáticos, son ellos mismos los que les dan vida.
Se puede hacer un menú original por 12 euros, y llenar los comedores. Lo que no se puede hacer es cobrar 15 euros por un mal vino que no les cuesta más de 1,5 euros si es de marca, y unos platos mal elegidos y con materiales de baja calidad. Que no se quejen de la proliferación de asiáticos, son ellos mismos los que les dan vida.