Habría que separar negocio de abuso; libertad de mercado, de inteligencia a la hora de dar servicios y precios.
He estado una semana en Madrid, en pleno centro, junto a la Puerta del Sol. Durante los cinco días de la semana había en la calle en donde yo habitaba tres restaurantes con menús de 10,50 euros. En dos locales la calidad era muy bien servida y en relación a su precio, excelente.
Pero al llegar el fin de semana, curiosamente ambos locales dejaban de servir el menú del día y solo daban opción de carta, a unos precios nada competitivos con el resto de locales de la zona. Estamos hablando de una calle con al menos una decena de restaurantes de variado pelaje. Algunos de ellos aumentan su precio en fin de semana en dos euros, algo más lógico al incidir sobre un mercado de clientes bien distinto. Trabajadores de la zona en cinco días, turismo en los otros dos días.
Pero curiosamente los dos días festivos, sábado y domingo, los dos restaurantes que habían retirado el servicio de menú del día, estaban totalmente vacíos de clientes. Y el restaurante más barato de todos en la misma zona, el de menú de 8,1 euros y que tiene en Madrid una amplia cadena de locales, tenía gente esperando para conseguir mesa. ¿Es inteligente dejar de servir menú del día en sábados y domingos?. Ellos deciden.
