Cada vez se van más en nuestros mercados una fruta de tierra o un tubérculo más bien, que parecía olvidado entre los recuerdos de nuestros padres o abuelos. Me refiero al boniato o batata, una especia de patata naranja, más dulce que esta, que se puede tomar en salado o en dulce, dependiendo de la forma de cocinar y del tratamiento posterior.
Un par de boniatos medianos, del tamaño de un puño cerrado, metidos en una bolsa cerrada o simplemente atada, y junto a unas gotas de agua, se pueden cocinar y cocer en un microondas durante entre 12 y 15 minutos, hasta que resulten blando los boniatos. Siempre quedarán más suaves y blandos que la patata asada o cocida. Pero también se puede asar de forma tradicional, freir, hacer a la parrilla o cocer en agua.
Una vez cocido el boniato, con unas gotas de aceite de oliva virgen, algo de sal y unos golpes de pimienta están muy agradables para acompañar una carne o un pescado. Pero si cocemos en agua los boniatos pelados y troceados junto a una rama de canela y una cucharada sopera de azúcar por litro de agua, podemos preparar postres de muy variada forma. Incluso para mezclar en bizcochos, como hacemos con la zanahoria.
Es un producto que se está volviendo a consumir sobre todo solicitado por las personas que al venir desde Sudamérica a España la solicitan pues en estos países de origen se consume bastante, aunque la mayor producción en estos momentos es de África o China.
En algunos países se fríe, en otros se mezcla con queso, coco o piña o se hace confitura o incluso se emplea en compota para la alimentación de los niños al ser de fácil digestión y contener muchas vitaminas y minerales. Conocerlo y probarlo es el mejor camino para saber si encaja entre nuestros sabores.