Cueces media docena de huevos en abundante agua con media cucharada sopera de sal y los tienes cociendo unos 8 minutos. Los
abres por la mitad, separas las yemas y las machacas junto a un poco de sal, un
poco de pimienta blanca molida, media cucharadita de café de jengibre molido,
igual cantidad de canela en polvo, un golpe de clavo y como una cucharada
sopera de cilantro o perejil y hierbabuena o menta finamente picada.
Hay personas que no soportan el cilantro y por eso ponemos como cambio el perejil.
Todo bien mezclado, lo empleas para rellenar otra vez las
medias claras del huevo y los vuelves a cerrar hasta formar un huevo entero,
poniendo un par de palillos para que no se separen.
Los rebozas en harina primero y en huevo batido después, otra vez en harina o en pan rallado muy fino y
los fríes en abundante aceite muy caliente hasta que se doren.
Estos huevos rellenos y rebozados los sirves calientes pero con una lluvia de canela en polvo
por encima. La cocina árabe sabe jugar muy bien con las especies e incluso con algunos platos ligeramente dulces.