En la cafetería "Gusto Ristobar" de Sevilla, junto a la Catedral, en la calle Alemanes 23, me sirvieron con el café un croissant diferente. Un poco distinto de sabor pero suficiente para sorprenderme.
Estaba bien cocido pero sobre todo llevaba en la masa unas gotas de agua de azahar, lo que me ha llevado a recordar los roscones para fechas señaladas que se hacen por Aragón.
El agua de azahar en masas de bizcocho o de pan le entrega un toque leve pero insustituible. Y en los últimos tiempos me enseñaron a añadirle también unas gotas en las infusiones de té y lo cambia ligeramente. Pero volvamos al croissant.
Un café con leche muy bien hecho sale por 2,10 y el croissant por 1,60 en el año 2015, aunque muy bien servido en un local coqueto y recogido. Es Sevilla y ya en aquel momento el turismo se pagaba, como en todas las ciudades grandes.