El turismo en España (y el mundo) se sustenta sobre pilares muy básicos que no siempre respetamos o entendemos o sabemos poner en valor. Quien hace turismo se está gastando desde un nivel medio alto SU dinero para divertirse, aprender, ser bien atendido, conocer nuevas formas y sabores y estar alegre. Como vemos, sensaciones muy básicas.
En mi última visita a Barcelona he visto que la atención al turista está bajando, puede que por la crispación contenida, por los malos sueldos y escasos derechos laborales, por la equivocada técnica de creer que un turista es una persona a la que hay que exprimir. No es de recibo la bajada de calidad en los servicios unida a la subida de los precios aunque sea noviembre. Este tipo de equivocaciones se pagan en el medio plazo.
Un turista suele ser una persona que NO VIAJA UNA SOLA VEZ, sino una persona que viaja al año varias veces. Es además con una gran capacidad de comunicación turística con sus círculos cercanos, y en el turismo el boca a boca funciona muy bien, y si hay dudas mirar las visitas que reciben las web con comentarios.
No es de recibo en un hotel de dos estrellas de un gran grupo hotelero, que a las 8,40 estén todas las mesas de los desayunos vacías pero sin limpiar y media docena de personas esperando a que alguien haga su trabajo. Que al final una señora francesa tenga que reclamar la presencia de una persona es de premio a la estulticia. Como no es de recibo que en una cafetería normal en una esquina de Vía Layetana te cobren 3,5 euros por una caña de cerveza. La duda es saber si ese precio se lo cobran a todos los clientes o hacen separación por idiomas.
El turista además y con esto acabo por hoy pues mañana comentaré un incidente en un restaurante, suele ser una persona de un nivel entre normal y excelente a la hora de saber diferenciar si un servicio está en la media, pues su experiencia suele ser alta. No cuidar la primera industria de Cataluña y de España es una equivocación grave. Yo ayer por ejemplo cené en un restaurante de comida rápida para evitar abusos y eso es un mal detalle que poco a poco los turistas van adoptando.