Casi podemos hablar en España de una cultura alrededor del limón, aunque nos parezca extraño. No se emplea el limón de la misma manera en todo el territorio de España, marcando claras diferencias. El limón proviene del sureste de Asia, por la zona de India hasta el mar Índico, y llegó a Europa posiblemente antes que los romanos hubieran invadido toda la zona del Mediterráneo. Curiosamente los bárbaros con sus invasiones desde el siglo III destruyeron estos árboles que en aquel momento eran ornamentales o farmacéuticos, arrasando con ellos hasta la llegada de los árabes que los volvieron a traerlos hasta España.
Hasta América llegó de la mano de los españoles cuando la conquista pues se utilizaba como medicina contra el escorbuto en los largos viajes en barcos. Pero ya los árabes, cuando los introdujeron en España no lo hicieron como una planta de adorno, sino como acompañante de su gastronomía y de sus medicinas naturales.
Los árabes nos enseñaron con el limón a emplearlo como aromatizador, desinfectante, conservador de alimentos y para dar sabor a los platos más sosos. Uso que se ha mantenido en España, mucho más en las zonas donde los árabes tardaron más tiempo en ser expulsados.
Por ejemplo en la zona del Levante, sobre todo en Murcia, el limón es un producto casi imprescindible en muchos platos. Incluso se ponen unas gotas de limón en las patatas fritas aunque sean de bolsa, encima de un filete de lomo a la plancha, sin duda en la paella, en ensaladas, en muchos platos de repostería, y con sus hojas, además de hacer los famosos paparajotes, las utilizan como aderezo para numerosos platos de guisos, al igual que en otras zonas de España se utiliza la hoja de laurel.