Los aparatos de cocina lenta, o las ollas de baja temperatura, son nuevos elementos en la cocina que nos facilitan el trabajo por lo sencillo que resulta cocinar platos de cuchara. Os voy a poner un ejemplo de judías con chorizo y morcilla.
Compras unas judías secas del tipo que quieras y las pones en remojo unas 8 horas metidas en agua que las cubra. Simplemente eso.
Por la noche y cuando ya te vayas a la cama, pones todas las judías con su agua en la olla lenta y la conectas a fuego bajo, el de menos potencia de las dos opciones. El agua debe cubrir un dedo por encima de las judías. Les añades un trozo de chorizo por persona, si quieres algo de panceta, jamón o tocino ahumado y un tomate pelado bien picado. Una cucharadita de pimentón (si quieres que sea la mitad picante), algo de sal, una hoja de laurel, un par de dientes de ajos enteros para poderlos retirar al final y/o unos pocos cominos o un golpe de pimienta o del las especias que desees y si quieres más sabor una pastilla de las clásicas para verduras y una chorrada de aceite de oliva.
También si quieres puedes evitar estas pastillas y poner para cubrir las judías secas caldo de caja en vez de agua,
Pones todo al fuego más lento un total de seis horas y te vas a dormir. Nada más. Que el caldo sobresalga un dedo de todo el conjunto.
Una hora antes de tomarlo (y si no quieres ya servirían así terminadas) vuelves a poner las judías al calor y sin sacarlas de la olla pero esta vez una hora y al calor fuerte, y le añades entonces unos trozos de morcilla.
En esta hora a baja temperatura (aunque sea la fuerte, siempre es baja) la olla calentará las judías y terminará la morcilla que ya está cocida de fábrica y que solo necesita mezclar sabores. Si no tienes tiempo pues en toda la mañana estás fuera de casa no pongas la morcilla y calienta al fuego normal o microondas el plato (o raciones) que te vayas a servir.
La morcilla es un añadido que pones al final para que no se deshaga, excepto que sea de esas morcillas asturianas fuertes de sabor, que entonces SÍ debes ponerlas al principio de la cocción, junto al chorizo.
Es cierto que la legumbre ya cocida sale muy buena y es muy barata. Pero los sabores finales no son los mismos, pues la mezcla con tus propios embutidos logran unos sabores finales muy diferentes.
Si quieres un plato final de restaurante, mete en una batidora dos cucharadas soperas de judías ya cocidas junto a otras dos de caldo y si se ven trozos de tomate o los ajos, y los trituras todo muy bien para añadirlo en la última hora de la cocción y así se engordará el plato, se volverá un poco más espeso.