La restauración debe empezar a pensar que si no modifican el precio de las botellas de vino en sus cartas, la crisis en su consumo irá en aumento. Hay precios abusivos para vinos mediocres sobre todo, que no ayudan al consumo. Y la tendencia en España es que como en Europa, se tenga la obligación de poner jarras de agua corriente, gratis.
No hay derecho a que en una carta de restaurante te cobren 12 euros por una mala botella de vino de granel que en tienda cuesta menos de un euro. Se está multiplicando por 10 el precio, algo que no se hace con los platos servidos, en donde además de trabajo hay investigación y oficio.
Servir una botella de vino es muy sencillo, no requiere ningún trabajo y suenan los precios a impuesto extra que muchas mesas se saltan, más ahora en que no se puede beber si se conduce.
El día que los comensales vayan descubriendo que un agua no estropea una buena comida, se acabará el abuso del precio del vino, y los restaurante tal vez se pregunten entonces por el motivo.
Estoy de acuerdo en cobrar un precio lógico por botellas reserva y cuidadas en sus bodegas (aunque sean bodegas artificiales), pero me niego a pagar precios de atraco por vinos químicos que no acompañan sino que estropean la comida.
Depende de los consumidores que este abuso se acabe. Por cierto, hay muchas comidas que con una cerveza se dejan querer con calma.
No hay derecho a que en una carta de restaurante te cobren 12 euros por una mala botella de vino de granel que en tienda cuesta menos de un euro. Se está multiplicando por 10 el precio, algo que no se hace con los platos servidos, en donde además de trabajo hay investigación y oficio.
Servir una botella de vino es muy sencillo, no requiere ningún trabajo y suenan los precios a impuesto extra que muchas mesas se saltan, más ahora en que no se puede beber si se conduce.
El día que los comensales vayan descubriendo que un agua no estropea una buena comida, se acabará el abuso del precio del vino, y los restaurante tal vez se pregunten entonces por el motivo.
Estoy de acuerdo en cobrar un precio lógico por botellas reserva y cuidadas en sus bodegas (aunque sean bodegas artificiales), pero me niego a pagar precios de atraco por vinos químicos que no acompañan sino que estropean la comida.
Depende de los consumidores que este abuso se acabe. Por cierto, hay muchas comidas que con una cerveza se dejan querer con calma.