Está de moda la comida oriental, la gastronomía de Asia, no siempre bien realizada en España, y sin duda, la auténtica que somen los orientasles en sus países, nada similar a la que se sirve en los clásicos restaurantes chinos que ocupan nuestros barrios. Ellos mismos no desean acercarse a la cocina oriental real, simplemente porque en muchos casos no saben hacer comida china o vietnamita o tailandesa de verdad. Pues en estos momentos ya no cuela que el ciudadanos español no sepa degustar una comida oriental de verdad, sea picante, con verduras desconocidas o con insectos que en España no es habitual.
Tampoco era habitual —y casi lo sigue siendo ya— conocer en algunos países europeos los langostinos o los mejillones, y no nos atreveremos a realizar una paella de verdad en Austria con albondigas dulces o con ciruelas. Pero vayamos a la comida china.
Cada vez hay más platos precocinados o envasados y de estos que se hacen rápidos añadiendo agua o no, que se quieren acercar un poco a la cocina oriental. Son una forma de entrar en este mundo y empezar a probar. Huya de los sitios donde los rollitos de primavera son enormes —los he visto más grandes que una morcilla de Burgos— pues en Asia suelen ser pequeños. Y no se preocupe del picante, hay muchas fuerzas y algunas son perfectas para el plato que acompañan. Las especias son imprescindibles y no todas son muy picantes.
Hay buena comida oriental en el Reino Unido, en algunos restaurantes de Madrid y Barcelona que van creciendo, pero por las provincias, mecachis, todavía no se atreven a montar restaurantes “de verdad” con comida oriental de aquellos países. Cuando nuestros conocidos y amigos viajan admiran aquella cocina, aunque algunos la odian. No es posible término medio. Pero muchos de ellos repetirían a la vuelta pero es complicado.
Los patos laqueados deben ser oscuros y brillantes, la decoración de estos restaurantes chinos de verdad no son Port Aventura sino locales sencillos. En los restaurantes chinos de verdad entran chinos a comer y resulta complicado pedir los platos pues no siempre entienden bien nuestro idioma. Las sopas son una delicia picante, hay platos que desconocemos, y la gente que está comiendo tiene a veces encima de la mesa vasijas que no son platos. Y si tiene algo de relación con algún restaurante chino de su ciudad, hable con ellos. Es posible que sepan prepararle otros tipos de platos, es posible que ellos tengan una “carta” escondida para sus amigos chinos, de la que seguro, les pueden ofrecer algunas delicias.