Nada como acompañar toda buena comida con un buen vino y un
buen pan. Complementos perfectos y en el caso del pan, ahora también cada vez
más variados.
Puede, debemos, ofrecer ante una buena comida al menos tres clases de
distintos panes para que el comensal disfrute de texturas diferentes. Más o
menos macerado, con semillas o sin ellas, con olivas, cebolla, ajo, orégano,
centeno o pipas. Más o menos tostado, de distintas formas incluso de sabores.
Hay en todas las ciudades panaderías maravillosas. La de la imagen está en Vitoria y muy bien atendida, por cierto.