Uno de los embutidos típicos de Aragón aunque sea más
conocido como producto catalán es la butifarra blanca y delgada, embutido algo
difícil de encontrar en las tiendas y muy distinta en sabor y textura a la
catalana.
La butifarra en Aragón es un embutido que se hace con trozos
de la cabeza y cara del cerdo, sin nada de sangre, con las pieles o cortezas
del cerdo que sumado a las especies como la canela le confieren una similitud
en el gusto parecido a algunos fiambres más conocidos que denominamos
"cabeza de jabalí" o "chicharrones".
Las carnes se pican muy finamente y se cuecen durante más de
6 horas para que resulta una carne blanda y suave. Al contrario de lo que cree
la gente, es un producto con muy poca grasa pues las ternillas y las pieles del
cerdo se añaden casi sin grasa del animal. En cambio es un producto muy rico en
colágeno, el material que forma las articulaciones de los huesos pues produce cartílago y poner tersa y firme la piel.
Todos hemos pensado durante muchos
años que era un producto con excesiva grasa animal, cuando en realidad estábamos
confundiendo el colágeno con la grasa. Es por ello por lo que hay que comer la butifarra
aragonesa siempre cruda, pues el calor disuelve el colágeno a casi líquido y
pierde su textura y sensación de embutido.