Hay platos muy sencillos pero no por eso dejan de ser maravillosos.
El otro día en
un menú de restaurante barato me dieron unas láminas simples de un kiwi pelado, con
unas gotas de miel de eucalipto por encima.
Podía ser una miel de naranja si no
queremos un fuerte sabor de la miel, pero algo tan simple como unas láminas de kiwi, permite además jugar
con ciertos sabores de miel que no se lleguen a disfrazar el sabor suave del
kiwi. Simple y muy sencillo.