La belleza de la catedral de Milán, interior y exterior, deja algunas sorpresas como este relieve en la fachada que nos muestra a una pareja de agricultores transportando un enorme racimo de uvas.
Alegoría al poder de la naturaleza, pues es imposible pensar en una fruta tan inmensa, con granos de uva como naranjas. Un racimo que necesita de dos grandes y forzudos hombres, para ser transportada. Unos granos de uva que se podrían servir a rodajas, finamente cortadas. Un lujo imposible.