Cuando vemos en los establecimientos chinos de los barrios turísticos de las grandes capitales del mundo, esos patos laqueados, esas vísceras dispuestas a ser cortadas y vendidas sobre platos en una mesa de restaurante, a uno le entran ganas de huir.
La verdad es que la gastronomía china es diferente a la acostumbrada. pero vísceras comemos también en España, y caracoles, y ancas de rana o mejillones. En todos los países tenemos productos que vistos desde la óptica de otras zonas geográficas y gastronómicas, nos parecen una barbaridad.
Así que os dejo el escaparate y el plato de pato laqueado con arroz, una vez servido. Con tres salsas. Un salsa de soja fuerte, una salsa dulce china, y una mezcla de wasabi con un aceite que no supe distinguir. No es un producto maravilloso, pero es agradable. Crujiente por fuera y suave por dentro.