Los aperitivos o los llamados entrantes sirven para eso, para entrar a la comida, para charlar o charrar mientras tomamos conciencia de que es muy bueno el diálogo, la compañía en la mesa, rodeados de un tiempo de calma y de compartir. Así que empezar con unos sencillos aperitivos es una buena manera de comenzar la velada. Os propongo algo muy simple, sencillo y sin técnica. Y además con sorpresa. No hay que cocinar nada.
En unos panes tostados, de molde y a ser posible con semillas, tostados por nosotros quedan mejor, los vamos a cortar en dos o tres trozos, para servir dos tipos distintos de aperitivos de salmón, que parecen iguales pero que no lo son.
En un pan pondremos un poco de salsa de tomate pochado con cebolla y picante. Puede servir cualquiera de esos tomates o salsas de tomate que ya vienen picantes para nachos o similares. Y así no tienes que cocinar.
En el otro trozo de pan vamos a poner la misma cantidad de tomate pero en mermelada, dulce de tomate comprado ya hecho en conserva. Muy sencillo en ambos casos.
Y encima de ambos panes ponemos una loncha de salmón ahumado, mejor si es de una cierta calidad y algo grueso, por lo que hay que huir si es posible de los sobrecitos de 80 gramos, pues son excesivamente finos.
Para diferenciar ambos aperitivos ponemos una rodajita de pimiento de colores, o cualquier tontería al uso. Nada más fácil para lograr dos presentaciones iguales, que pueden confundir, pero con dos sabores tan dispares. Uno picante y otro dulce. ¿Cuál les gusta más a tus invitados?