Esta ensalada lleva quinoa que es una semilla que actualmente ya ha entrado en nuestras cocinas como si fuera un arroz, unas lentejas o un couscous. Pero para cocerla hay que utilizar algo más que ponerla en agua en una olla, o nos quedará muy insípida. Hay varias formas de trabajar la quinoa, que vamos a dejar en tres que serían las más simples.
Normalmente la quinoa ya viene lavada de fábrica para quitarle la saponina que puede ser algo perjudicial en altas cantidades, y para quitarle el amargor. Lo indica en el envase, pero si tienes duda, lávala en agua abundante.
A partir de ese punto puedes simplemente cocerla en agua con sal en una proporción de 1 de quinoa y 2 de agua (como mucho, mejor algo menos) y dejarlo a fuego lento unos 15 minutos. Pruebas a partir de esos 15 minutos si te gusta la textura y puedes subir el tiempo hasta los 18 a 20 minutos.
Otra opción es cocer la quinoa en agua con caldo de verduras o de carne el mismo tiempo que antes, para lograr más sabor. O en agua con una chorrada de salsa de soja o en agua con una pastilla de sabor.
Y una tercera opción es refreír la quinoa en crudo antes de cocerla, como se hace con el arroz en algunas recetas y antes de ponerla a cocer, para reforzar sus propios sabores.
En todos los casos la quinoa no debe quedar una pasta blanducha sino un producto algo crujiente, poco pero algo. Por eso la cocción debe estar entre los 15 y a lo sumo 20 minutos. Al terminar la cocción no pasar por agua fría, sino colar y escurrir y expandir en una bandeja para que se enfríe.
Con la quinoa ya cocida y reposada, aireada con un tenedor, podemos hacer multitud de platos. En este caso una ensalada con aguacate, tomate, lechugas y aceitunas. Una vinagreta simple o con un toque de mostaza y a disfrutar de lo sencillo.