Hay sabores que encajan muy bien y que se complementan, sobre todo cuando hablamos de productos muy sencillos, baratos y que siempre hemos tenido en las casas de antaño.
Uno de los aperitivos más habituales en algunas zonas de Aragón son las aceitunas u olivas negras de Aragón, con cebolla. Mucho mejor si es cebolla que no pique. Todo a la de Fuentes de Ebro, o a la cebolla tierna.
Suelen ser olivas de la variedad empeltre que se ponen al menos un día con cebolla cortada en trozos pequeños. Las olivas ya maceradas y terminadas. El hecho de añadirle cebolla es para resaltar los sabores de ambos productos.
Si no quieres esperar un día entero, hay un pequeño truco y es cortar la cebolla en rodajas y meter al microondas entre medio minuto y un minuto según la cantidad de cebolla y a continuación cortarla en trozos pequeños, añadirla a las olivas y rociar con aceite de oliva, dejando todo un par de horas de unión.
Siempre el aceite de oliva se añade a esa unión de olivas y cebolla, se haga de forma rápida o para que se mezclen durante un día. No mucho aceite, solo unas chorradas, como cuando se hace una ensalada.
Al momento de servir se le puede añadir un tomate a trozos y con un poco de sal. O simplemente servir las olivas con la cebolla a modo de acompañante o de aperitivo, pero no junto a ningún plato sino como un acompañamiento suelto.
Si quieres un añadido o una variante a esta presentación, puedes darle un toque de pimentón dulce, o una mezcla de pimentón dulce y picante, para que macere el tiempo en el que se van mezclando los sabores.